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Noticias médicas

¿Un vaso de cola o 9 cucharadas de azúcar? Un suicidio lento y silencioso

26/01/16 

Si bien‚ la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no consumir más de 12 cucharadas de azúcar al día y sugiere que lo ideal sería una ingesta de 6‚ las bebidas Cola vuelven al centro de la polémica por las 9 cucharadas estilo café que contienen en tan sólo una lata de 330 ml.

 

Desde la comunidad científica presionan para que los diferentes gobiernos marquen estos refrescos con alertas sanitarias y se les agregue un impuesto adicional elevado, tal como sucede con los paquetes de cigarrillos.

Recuerde: Cada latita de Coca-Cola o Pepsi contiene casi 9 cucharaditas de azúcar (35 gr.), cuando la OMS sostiene que el ideal es consumir 6 al día.

"ADVERTENCIA DE SEGURIDAD: Tomar bebidas azucaradas contribuye a la obesidad, a la diabetes y a la caries dental".
 
Los estados de New York y California se encaminan poco a poco para introducir este tipo de alertas en todos los envases de los refrescos azucarados, al tiempo que muchos gobiernos estudian seguir el camino de Finlandia, Hungría y Francia en materia de impuestos adicionales que se encuadren entre el 10 y el 20%.
 
Coca-Cola y Pepsi son las empresas multinacionales que llevan la delantera en cuanto a la producción de bebidas Cola y azucaradas en general. Esas mismas que en 2015, según investigadores de la Universidad de Harvard y el Imperial College de Londres (entre otras instituciones), provocaron 133.000 muertes al año por diabetes, otras 45.000 por enfermedades cardiovasculares y 6.450 por diferentes tipos de cáncer.
 
“La industria del azúcar es como la del tabaco hace unas décadas”, opina el médico Javier Martín, del hospital madrileño Severo Ochoa. El facultativo publicó hace 2 años un estudio que atribuía más de 25.000 muertes anuales en España al exceso de peso. Un fallecimiento cada 20 minutos, por infartos, derrames cerebrales, diabetes o algún tipo de cáncer vinculado al sobrepeso y la obesidad, como el de mama, el de colon y el de hígado. Los autores del trabajo, publicado en la revista Medicina Clínica, señalaron directamente a las bebidas azucaradas y pidieron el fomento del deporte. “Hay que lograr que las bebidas azucaradas sean menos atractivas para los consumidores. Poner advertencias sanitarias no es suficiente, habría que mejorar la educación en otros niveles, por ejemplo quitando las máquinas expendedoras de los colegios”, señala Martín.
 
Parte de la comunidad científica de los Estados Unidos, teniendo estos y otros datos en mano, pide que, como en el caso de los cigarrillos, las bebidas azucaradas sean marcadas con una advertencia sanitaria para desincentivar su consumo. 
 
Es que la típica lata de 330 ml. que solemos ver en los kioscos e incluso restaurantes de las marcas más consumidas de bebida de cola contiene casi 9 cucharaditas de azúcar, exactamente, 35 gramos. 
 
La Organización Mundial de la Salud relaciona las bebidas azucaradas con la epidemia de sobrepeso y obesidad que afecta a unos 2.000 millones de personas y ha hecho que las enfermedades cardiovasculares sean la principal causa de muerte en el mundo.
 
Un artículo publicado en la revista científica Pediatrics, publica que los investigadores, liderados por la epidemióloga Christina Roberto, de la Universidad de Pensilvania, demostraron por primera vez que la colocación de advertencias sanitarias en las bebidas azucaradas reduce sus ventas, un objetivo que persiguen, según han manifestado en numerosas ocasiones, cardiólogos de todo el mundo.
 
En esta línea, los científicos realizaron una encuesta digital a unas 2.400 personas, todas ellas con al menos un hijo. A los consultados se les ofrecía una gama variada de jugos y refrescos. La compra de bebidas azucaradas cayó 20% (de un 60% a un 40%) cuando los envases mostraban una alerta sanitaria, del tipo “ADVERTENCIA DE SEGURIDAD: Tomar bebidas azucaradas contribuye a la obesidad, a la diabetes y a la caries dental”. 
 
“Aunque mucha gente puede saber que Coca-Cola y Pepsi tienen muchos azúcares añadidos, muchas personas no se dan cuenta de que otras bebidas que pueden parecer saludables, como Gatorade o Powerade, también están llenas de azúcar”, advierte Roberto.
 
Sucede que “Existe un amplio consenso científico a nivel internacional en torno al hecho de que no existen alimentos buenos o malos, sino dietas equilibradas o desequilibradas”, explica un argumentario enviado al diario español, El País, por la Asociación de Bebidas Refrescantes. “Un etiquetado de este tipo, calificando alimentos o bebidas, o los distintos nutrientes como malos o buenos, per se, rompe este principio, discrimina a los sectores productivos y no soluciona problemas de salud ni favorece hábitos saludables”, añade.
 
México, el segundo país con más obesos tras EE.UU. y uno de los mayores consumidores de Coca-Cola, también aprobó en 2013 un impuesto del 10% para las bebidas azucaradas. Las ventas cayeron un 6% el primer año. La Asociación Médica Británica, que representa a 170.000 médicos de Reino Unido, también defiende que “un impuesto del 20% en las bebidas azucaradas es vital para frenar la obesidad”. El impuesto “debe ser de al menos el 20% para tener un impacto en la obesidad y en las enfermedades cardiovasculares”, coincide la Organización Mundial de la Salud (OMS).
 
Desde que el diario The New York Times reveló en agosto/2015 que Coca-Cola donó un millón y medio de dólares para la creación del 'Global Energy Balance Network', formado por un grupo de científicos que intentaba devaluar el papel de las bebidas azucaradas en la epidemia mundial de obesidad, atribuyéndola a la falta de ejercicio físico, el escándalo envolvió al sector productivo de las bebidas azucaradas y nunca logró despegarse por completo de ello, porque la empresa estadounidense terminó admitiendo que también había entregado US$3 millones a la Sociedad de Pediatría de USA y US$1.7 millón a la Academia de Nutrición y Dietética. Ambas organizaciones anunciaron que cancelaban sus relaciones con la multinacional tras la revelación. La jefa científica de Coca-Cola, Rhona S. Applebaum, acusada de ayudar a organizar el Global Energy Balance Network, comunicó su dimisión en octubre. “De momento, su puesto no se va a ocupar porque se está revisando todo el enfoque sobre obesidad y bienestar”, explicó Leticia Iglesias, directora de comunicación de The Coca-Cola Company en España.
 
Pero hay países en los que Coca-Cola ha ejercido una presión incalculable a sus gobiernos, a través de autoridades yankees. Por ejemplo, en España, cuenta dicho medio, el Gobierno catalán renunció en 2013 a poner un impuesto antiobesidad a las bebidas azucaradas, tras las presiones de la Embajada de USA. El embajador Alan D. Solomont llegó a reunirse con el presidente de la Generalitat, Artur Mas, para comunicarle el malestar de Coca-Cola y Pepsi con la medida y sugerirle que podrían caer las inversiones estadounidenses en Cataluña. La portavoz del Ministerio de Sanidad reconoce que tampoco está en la agenda un impuesto de este tipo para el conjunto de España.