Noticias médicas
24/01/13
Los investigadores usaron datos del US Fatality Analysis Reporting System (FARS) desde 1996 hasta 2008. Durante este periodo se recogieron los detalles de 57.491 accidentes de tráfico.
Los investigadores buscaron accidentes en los que estuviesen involucrados dos coches, y sobre todo colisiones en las que hubiese fallecido uno u ambos conductores.
También buscaban accidentes en las que los dos vehículos fueran aproximadamente de las mismas dimensiones. Escogieron 3.403 pares de conductores seleccionados por el peso, la edad, el uso del cinturon de seguridad y con airbags que funcionasen.
En torno a la mitad de estos conductores (46 por ciento) tenían un peso normal; uno de cada tres tenía sobrepeso; y aproximadamente uno de cada cinco (18 por ciento) padecía obesidad.
Dos tercios eran hombres, y aproximadamente uno de cada tres tenía entre 16 y 24 años; uno de cada tres no estaba usando cinturón de seguridad; y en más de la mitad (53 por ciento) el airbag se había desplegado.
El análisis mostró que el riesgo de muerte había aumentado más en conductores obsesos, según la clasificación que hizo la Organización Mundial de la Salud, que categoriza la obesidad en niveles del I al III.
En el nivel I, los conductores con obesidad tenían un 21 por ciento más de riesgo de fallecer en accidentes de tráfico; en el nivel II un 51 por ciento más y en el nivel III un 80 por ciento.
La obesidad en mujeres daba distintos resultados; en el nivel I tenían un riesgo del 36 por ciento; en el nivel II el doble y en el nivel III el doble de éste.
Los autores del estudio sostenían que la muerte de las personas con obesidad en accidentes de tráfico se potenciaba porque éstas ya podían padecer otras enfermedades por su patología, pero seguían recalcando que la seguridad de los coches debía mejorar.